Todo sistema de filosofía lleva implícita o explícitamente una doctrina pedagógica. A la inversa toda pedagogía es siempre un empeño de realizar principios o valores que caracterizan a una concepción del mundo o una filosofía. Guillermo Dilthey nos dice: “la última palabra de la filosofía es la pedagogía”.
La educación que nosotros conocemos nos viene del positivismo que ha pretendido conducir a la vida del hombre mediante la rigurosidad de su método que ha ganado universalidad y prestigio y la objetividad de su conocimiento. Pero esta misma rigurosidad que nos viene del empirismo, ha venido a significar su límite: la compresión del hombre en su totalidad y de su vida en completud, ha quedado reducida a lo medible y lo cuantificable. Pero con todo esto el espacio de la realidad que se nos escapa es demasiado grande para que nos quedemos confiados. Los juicios de existencia son superiores, pero los juicios de valor han quedado fuera, la transformación y el progreso ético del hombre se ha menos cavado.
La vida del tiempo presente nos dice que la ciencia positiva radicalmente positiva ha fracasado y hemos comenzado un retorno a la filosofía
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Licenciatura en Ciencias de la Educación. Especialidad en Filosofía, Sociología y Economía
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