Resumen : | Continuando con una tradición muy antigua, nuestra Universidad retoma la publicación de Rosas de Mayo que, desde 1897, ha servido para honrar a la Patrona del establecimiento. Bajo diversas advocaciones, la Virgen todavía constituye una figura emblemática del fervor religioso en la comunidad universitaria. La expresión poética mariana surgió poco después de que el fundador de la Universidad, Dr. Benigno Malo Valdivieso, invocara para nuestra casa de estudios la protección de la Virgen María. Posteriormente, en 1897, se estableció un certamen poético para que la juventud universitaria ensalce con sus composiciones literarias a la Patrona de la Institución, iniciando así la edición de un ramillete literario, Rosas de Mayo, publicado con algunos intervalos hasta cerca de nuestros días. Quizá sea preciso recordar que el naciente culto universitario a la Virgen se inscribió en el polémico horizonte político y social de la época, pues revela el interés por reavivar un sentimiento religioso que se creía amenazado, en nuestra ciudad, por el triunfo de la ideología que inspiró la Revolución Liberal. En el presente año hemos decidido continuar con esta tradición, ofreciendo un florilegio destinado a recoger la participación de las mujeres universitarias en el culto a la Virgen de Mayo (desde 1904, se la conoce con el nombre de "Virgen de la Sabiduría"). Cabe anotar, también en esta ocasión, que la presencia de las mujeres en la poesía mariana se dio apenas un año después de la rebelión popular del 28 de mayo de 1944, conocida como "La Gloriosa", que momentáneamente despertó la esperanza en los sectores vulnerables de la sociedad ecuatoriana. Quizá fueron aquella nuevas demandas sociales las que permiten establecer diferencias entre la expresión mariana tradicional y la que luego adoptaron las autoras para plasmar sus renovadas percepciones en la expresión estética. La Virgen deja ser la dealización ante la cual el poeta depositaba las más bellas flores y los más hondos pesares. Se la exalta ahora desde las condiciones terrenales de las mujeres, desde la irreconciliable dicotomía entre lo eterno y lo humano, el eros y el tánatos; entre el dolor y el placer, el silencio interior y el exterior, la sensibilidad y la ciencia. La Virgen se transforma en la mediación dialogal entre la civitas Deí y la ciudad terrenal, la intercesora con quien es posible entablar una relación coloquial.... |